viernes, 7 de septiembre de 2012

No tengo carro por...


No odio conducir. Simplemente, a diferencia de lo que opina el resto de la sociedad, me parece incómodo. :O
Realmente no he necesitado un auto para vivir. Me gusta mucho caminar, me encuentro en una colonia que tiene la mayoría de los servicios que requiero al alcance de mis pasos y, principalmente, evito esas situaciones que los conductores menosprecian en comparación con las ventajas de colocarse en el asiento del piloto. Para mí no es así.
Por ejemplo:
1. Llegar tarde a la película/cita/obra de teatro/oficina por no encontrar sitio para estacionarse.
2. Lidiar con Valet Parkings, vienevienes y vehículos de terceros que pueden golpear tu auto mientras está estacionado.
3. Agencias que te piden el Arca de la Alianza a cambio del mantenimiento.
4. Mecánicos abusivos que, a veces, magnifican los problemas.
5. La manera de conducir en las ciudades mexicanas: defensiva y abusiva.
6. La posibilidad de que el auto te deje tirado —me aterra—, que a veces es consecuencia del punto 4, y a veces de la propia negligencia.
7. El tráfico. En el transporte puedes leer, escribir, mensajear o desconectarte con los audífonos.
8. El estrés.
9. La posibilidad de robo del vehículo.
10. Los pagos idiotas al gobierno.
No pretendo evangelizar con aquello de que 'caminar/andar en bici es mejor'. Pero la alfombra de autos en la Ciudad de México, aunada a las marchas, obras, imprudencia, agresividad, falta de compromiso cívico y demás factores, me parecen una plaga.
Es probable que yo gaste mucho más dinero en transporte público del que podría 'invertir' en un crédito, gasolina y estacionamiento. Pero mi filosofía es: Compro mi tranquilidad.
Rara vez veo conductores con una sonrisa en la cara en horas pico. No me agrada la idea de ser uno de ellos.