viernes, 28 de septiembre de 2012

Sobre la comunicación en la red


Por culpa de los medios electrónicos hay una moda abyecta que consiste en conmemorar la economía del lenguaje. Mientras menos caracteres te tome opinar sobre algo: mejor. Eso está del carajo. No propone profundidad internet, aquí en esta prisión con ventanas está la información, pero no el conocimiento. Yo veo con buenos ojos que se prohiban contenidos, yo cerraría internet por completo, añorando así un regreso a la búsqueda de pasiones honestas, la belleza debe ser para pocos (elegidos al azar) y debe llevar implícito un sacrificio (vaya, nada más gratificante que encontrar una película sobresaliente a la mitad de la noche en un canal extraviadísimo)

hay una enfermedad común: pensar en breve. Uno está en la butaca del cine y de inmediato comienza a encapsular su opinión en escasas 140 letras. Mal. Pero puede ser peor, recuerden que el infierno es infinito: me refiero a cuando te preguntan qué opinas de tal o cuál cosa y tu respuesta es: 

wow, wow, está buenísima. 

Uff, peliculón.

Uy, librazo.

Wow, me partió la cabeza.

Está buenísima.

Y demás frases vacías. 

Propongo -una vez más- el contenido, la meditación, el análisis, La charla, ya de perdida. Ando de malas por los motivos aquí expuestos, pero más que nada estoy preocupado. Somos una sociedad neurótica, desproporcionada, insatisfecha.