jueves, 31 de mayo de 2007

Todo lo que resuena tiene distintas tibiezas


Vengo de la calle, me duelen los pies y siento mis zapatos.
Tomo una olla y prendo el fuego para prepararme agua.
Tomo de los bordes el balde con agua, el metal está quieto y frío (otra
frecuencia). Lo lleno de agua fría igual que el metal y lo apoyo sobre la
hornalla.
Espero sentado, siento a través de la tela de mi ropa la temperatura distinta
de la silla, otra música, apoyo mis pies y mis zapatos sobre la tierra del suelo.
(estoy construyendo mi casa).
Espero de nuevo. Pasa la luz por la ventana abierta. Quizá el agua esté tan
tibia como la luz o más.
El agua ya caliente se mezcla con el aire.
Apoyo el balde en el suelo. Desprendo los cordones de mis zapatos (otra
tibieza) me saco los zapatos con trabajo.
Por fin tengo los pies sobre una tela y luego los pongo en el balde
qué placer, juego con mis dedos libremente dentro del agua que resuena como una
música de infinitos gustos de agua tibios.



Ricardo Carreira