martes, 1 de abril de 2008

Crap!

-Yo te gusto –continuó ella-, por el motivo que ya te he dicho: he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti más, mucho más. Quiero hacer que te enamores de mí. No, no me contradigas, déjame hablar. Te gusto mucho, de eso me doy cuenta, y tu me estas agradecido, pero enamorado de mi no lo estás. Yo voy a hacer que lo estés, esto pertenece a mi profesión; como que vivo de eso, de poder hacer que los hombres se enamoren de mí. Pero entérate bien: no hago esto porque te encuentre francamente encantador. No estoy enamorada de ti, tampoco enamorada como tú de mí. Pero te necesito, como tú me necesitas. Tu me necesitas actualmente, de momento, porque estas desesperado y te hace falta un impulso que te eche al agua y te vuelva a reanimar. Me necesitas para aprender a bailar, para aprender a reír, para aprender a vivir.

Porque soy como tu. Porque estoy precisamente sola como tú y como tu no puedo amar ni tomar en serio la vida ni a las personas ni a mi misma. Siempre hay alguna de esas personas que pide a la vida el más elevado y a quien no puede satisfacer la insulsez y rudeza del ambiente.

Del Lobo Estepario.