martes, 8 de abril de 2008

Recordando

También apareció mi mujer, con la que había vivido varios años y la cual me enseñará camaradería, conflicto y resignación y hacia quien, a pesar de toda su incomprensión personal, había quedado viva en mí una profunda confianza hasta el día en que, enloquecida y enferma, me abandonó en repentina huida.

Y conocí cuanto tenía que haberla amado y cuán profundamente había tenido que confiar en ella, para que su abuso de confianza me hubiera podido alcanzar de un modo tan grave y para toda la vida.