lunes, 19 de mayo de 2008

Sobre las relaciones


Uno de los errores más comunes que vivimos en una relación, es la falta de sincronicidad de planes y espectativas. Sí, debemos aceptarlo, las mujeres solemas ir más rápido. Parece que nos instalan un chip de Speedy González en las nachas para llevar la relación a un nivel de mayor compromiso. Como decían las abuelas 'A ti apenas te dicen ojos lindos y ya quieres tu casita aparte'. Ya saben, el incauto no puede invitarnos a conocer a su familia porque ya no estamos imaginando la boda.

Es muy común que dentro de un noviazgo cada parte tenga planes o espectativas distintas o bien, que alguno de los dos ni siquiera los tenga. Entonces vienen los guacatazos. Porque pensamos que el otro quiere justo lo que nosotros. Hace un par de días platiqué con una chava que lloraba desconsolada. Mientras se trataba de limpiar el moqueadero que ya escurría hasta sus labios, con un kleenex empapado, dijo que había recibido la noticia más dolorosa del mundo: llevaba dos años con su novio, ella pensaba que él estaba por pedirle que se casaran y resulta que le llegó felizmente con la nueva de que se iba dos años a Lisboa a hacer una maestría y pensaba buscar la forma de quedarse a vivir por allá.

En otra ocasión, un amigo, bueno un conocido mío, andaba de un humor de los diablos y contó que su chava le dijo que estaba harta de vivir de el D.F. y que iba a pedir en la chamba que la cambiaran a Querétaro. Claro, él no estaba dentro de la mudanza. Él se sintió herido porque pensaba que ella planeaba su vida como él, en torno a su pareja. Y no.

Lo mismo sucede con muchas relaciones tipo free donde una de las partes se clava y jura que porque comparten la cama o una salida de antro una vez a la semana, ya son parte de la vida del otro o pueden considerarse su pareja.

El error está en no hablar con claridad. Después de, ¿qué les gusta?, unas cinco citas o salidas con o sin 'encamamiento', es importante preguntar y decir lo que estamos esperando. Y vaya, si ya llevan más de un año juntos, con mayor razón. Hay buenas tácticas, no se trata de poner a alguien contra la pared con un sable en la garganta y pedirle que te diga qué carajos quiere contigo. Pero no está de más una plática cool y relajada donde cada uno digo CON SINCERIDAD a dónde cree o siente que la relación lo va a llevar. Las respuestas tienen que ser cuidadosas, claro.

Por ejemplo

Eviten
'La verdad me gustas y me caes increíble pero ahorita no estoy listo(a) para una relación' (entre líneas: coges bien pero me da hueva tener un compromiso, o no me lates para pareja)
Mejor
Quiero que nos sigamos conociendo, en realidad para mí es pronto para decidir si esto va a ser de largo plazo. Pero si tú estás buscando algo más serio, no puedo pedirte que me esperes. No quiero hacerte daño.

Eviten
'Llevamos cinco años juntos, en algún momento nos vamos a casar' (entre líneas: no quiero casarme todavía y no estés chingando)
Mejor
'Yo aún quiero hacer muchas cosas antes de casarme. Si para ti ya es algo urgente, negociémoslo pero creo que si ambos no estamos seguros, no tiene caso'.

Pero sobre todo, eviten dar atoles con el dedo. Si saben que alguien está esperando que ustedes se comprometan y no desean o no pueden hacerlo, díganlo. Si piensan irse a estudiar al extranjero en el corto o mediano plazo, platíquenlo con su pareja. Si no desean casarse aún, si no quieren pasar a otro nivel de la relación, igual. Omitir lo que planean a futuro es una forma de engañar y de las gachas. Lo mismo para su visión del futuro: si no quieren casarse por la iglesia o no quieren tener hijos o no les interesa seguir viviendo en la misma ciudad, o su trabajo implicará cambiar cada cinco años de lugar de residencia, dénselo a conocer a la otra parte; no asuman que está integrado a sus planeas por default.

Feliz semana, y si creen que ya es hora de preguntar o de informar, háganlo. No lo dejen pasar.

Elsy Reyes.