viernes, 2 de julio de 2010

Sobre la violencia

Texto ya viejo pero bueno:

Si, con conocimiento de lo ocurrido en Ciudad Juárez el domingo pasado (masacre a 11 menores de edad), los mexicanos siguen comprando drogas porque es "cool" y porque Felipe Calderón tiene "la culpa de todo", es porque hay algo mal, realmente mal en sus cabezas. Le harían gran un favor al mundo si se dieran un puto tiro en la sien. No sé si se den cuenta de la importancia de esta tragedia. Hemos tocado fondo. Si bien es cierto hace que hace mucho tiempo que "nuestro" país se fue a la mierda, hoy es más oficial que nunca.

Pero a nadie le importa. Los reflectores siguen sobre Cabañas, y, un poquito, sobre Haití. La puta noticia ni siquiera está en primera plana. Nadie habla sobre ello. Es normal. Es puente. Los puentes deberían ser más largos. Uno debería poder amanecer en los antros. Beber a los 17. Los homosexuales no deberían poder casarse ni adoptar hijos. No a la intolerancia a intolerancia.

¿Dónde la gente que marchó por la seguridad hace unos años, vistiéndose de blanco, prendiendo velas? Digo, en especial esos que fumaban marihuana en plena marcha, mostrando una absoluta falta de coherencia y humanidad. ¿Dónde están todas esas personas que se escandalizaron con aquello del impuesto al internet y dedicaron horas y horas de su vida para protestar? Pero que ahora no se conmueven del todo al enterarse de que mataron a dieciséis chavitos en esta misma tierra por ganar un pinche partido de futbol.

Incluso yo, claro ejemplo de lo improductivo e indiferente que puede llegar a ser un ser humano, de lo triste y patética que puede llegar a ser una existencia, siento ese "algo". Esas ganas de vomitar sin poder hacerlo, porque no tienes nada en el estómago. Porque todo se acabó.

Siento tanto asco y tanto odio. No sé dónde canalizarlo. No sé qué hacer. No creo en las marchas ni en los grupitos de facebook ni en toda esa mierda que no sirve para nada. Si entras a la política, necesitas de hacerte de amigos sucios y hacer tratos sucios y al fin te conviertes en lo misma cosa sucia o incluso en algo peor. La educación es un asco. No hay empleo. La gente es estúpida. ¿Qué nos queda?

Tu Mero