sábado, 21 de julio de 2012

Aniversario de la Escuela Nacional Preparatoria


Entré a la Escuela Nacional Preparatoria en 1995, para mí eso no significa mucho tiempo. Pero el mundo en que cursé mis tres años de prepa dista mucho de lo que actualmente se vive. En un México todavía muy inocente, mi paso por la preparatoria No. 9 “Pedro de Alba” resultó ser el complemento perfecto para el estilo de vida que llevo.

México en ese entonces sufría de verdaderas turbulencias políticas y una crisis económica que preocupaba enormemente a nuestros padres. De manera irresponsable, o no, mi generación se mantuvo al margen de lo ocurría en el país, de hecho el movimiento zapatista no sacudió a nadie de nuestra generación. Fueron nuestros últimos momentos de inocencia y agradezco por ellos.
Mi paso por la prepa engloba grandes momentos de amor, inolvidables anécdotas relacionadas con los amigos y grandes enseñanzas de los maestros. Nada tan dichoso era para mí como ir a comer tacos al pastor todos los viernes al terminar la clase de natación y nada era tan emocionante como jugar futbol en el estacionamiento con el peligro de que se volara el balón a la avenida Insurgentes.


Ética, lógica y psicología fueron materias que en verdad me hicieron reflexionar y en las cuales pensaba que podrían influir a futuro en mis estudios universitarios. Coro, anatomía y educación física en cambio resultaron una burla para mí. Mi maestro de coro me ignoraba horriblemente ya que no tenía la gran voz que México requería, mientras que el maestro de educación física se empeñaba en intentar ver un poco más a las mujeres en las clases de natación.

La realidad es que todos contribuíamos a hacer de nuestra era preparatoriana una gran aventura, mientras que hoy todo es englobado en la palabra bullying, para nosotros las clásicas burlas en los vestidores eran parte de estar viviendo una gran edad, el de estar integrado a un gran clan en donde todos teníamos momentos cumbre.

Posiblemente lo que más aprecie de esa época es que no existían los teléfonos celulares y el internet era prácticamente algo ajeno a toda la población. Para dialogar lo hacíamos con la palabra y si teníamos que realizar una investigación nos dirigíamos a la biblioteca. Sabíamos investigar.

Mi preparatoria es uno de los lugares que más aprecio y cariño guardo en mi corazón. Recuerdo que meses después de haber salido, regresé para realizar un trámite. No lo pude evitar, varias lágrimas salieron de mí. 

Es por eso que cuando vi la convocatoria me sentí obligado a escribir algo, no me importaba el resultado, pero debía hacer algo por mi prepa.

Gracias Escuela Nacional Preparatoria

Eduardo Sánchez López