lunes, 2 de julio de 2012

La noche triste




Anoche la furia, la desesperanza, la frustración y la tristeza se desparramaron entre mis contactos de redes sociales. Como los que usamos Twitter y Facebook comúnmente caemos en el error de pensar que representamos el pensamiento y las tendencias de un país entero, a pesar de que solo una sexta parte de sus habitantes tienen internet en casa, el primer impulso fue dejarse llevar por la tendenciosa opinión que (desde mi punto de vista), marcaron las famosas encuestas de salida –cuya utilidad, a dos horas y media de un pronunciamiento oficial, es solo la de servir a la histeria y la desinformación colectiva. Así, miles de tuiteros empezaron a proclamar el “ya valió madres”, para luego pasar al conocido juego de a ver quién dice lo más gracioso o lo más puntilloso, el predecible vaivén de a ver quién pone el dedo en la llaga con 140 caracteres. El melodrama inundó Twitter, y a ello siguió la copia de la copia de la copia del tuit de alguien: el de la sobadísima cita de Monterroso, el de los antidepresivos para el day after, el de “deberiamos separar al DF del resto del país”, el del reloj que se retrasó 70 años. Etcétera. Cuando el presidente Calderón salió a validar el triunfo del PRI (en una apresurada y extraña jugada política que no me toca a mí analizar), momentos después de que el conteo rápido del IFE confirmara que la ventaja era de Peña Nieto, los tuits se volvieron rápidos y furiosos contra Caldy the Cald, quien nunca peló el hashtag #renunciacalderon y llegó al momento de su sexenio en el que (duramente) tuvo que admitir que le pasará la estafeta de vuelta al viejo PRI. Hoy en la mañana revisé temprano el PREP y Peña Nieto seguía a la cabeza. La tristeza inunda todo. ¿Todo? Todo el Twitter, claro. Permítanme recordarles que la vida está allá afuera. No en sus timelines. La realidad nos está esperando, y a lo mejor es cruda y horrible, pero es tan honesta como solo la realidad puede ser. Espero que hayamos aprendido la lección: en el país no todos piensan como se piensa en ese microuniverso llamado redes sociales, a pesar de los patéticos tuitstars y sus 200K followers (prrrrt) y los “analistas” en la televisión presentándose como expertos en social media y citando cosas tan pendejas y con tan poco valor como un “trending topic”. Ojalá, pero no creo: tenemos la cabeza dura y seguiremos celebrando a la chusma tuitera como ídolos solo porque sextuitean, chistuitean y poetuitean como unos dioses.


Peña Nieto, esto es casi un hecho, ganó por una singular combinación de factores: el pésimo trabajo del gobierno federal en materia de seguridad durante este sexenio (que no en términos macroeconómicos, donde lo hizo muy bien); la larga campaña mediática del PRI, apoyado incondicionalmente por los poderes mediáticos –gracias a que les pagó; la ignorancia y la falta de educación de una gran parte del electorado, evidentemente la “porción clave” de votantes; la debilidad de nuestras instituciones electorales; los trucos, mañas y demás cochinadas del PRI de toda la vida (compra de votos, acarreados, etc); las malas decisiones, rumbo y estrategia que tomó la campaña de la abanderada del partido en el poder; la mala fama que antecedía al candidato de la izquierda (hey, el plantón de Reforma SÍ importó, dejen de autolavarse el cerebro) y su inhabilidad para convencer a los indecisos y a los panistas que no dieron su voto útil por la sencilla razón de que NO le compraron el discurso.
En la oleada de indignación de anoche y que seguro continuará durante los próximos días, joyas tuiteras como “separemos el DF del resto del país” o “inundemos el Estado de México porque el DF necesita una playa” o “gracias pendejos por votar por la changa esa de Josefina”, se asoma esa curiosa contradicción que permea a la izquierda de este país: muy progresistas, pero discriminatorios. Muy opositores, pero elitistas. “Si no estás conmigo, estás contra mí”. (El DF no es una isla. Y la zona Roma/Condesa no es una isla adentro de una isla. Y tuitear sobre política desde un café del Parque México… bueno, ustedes entienden mi idea.) De esta elección me queda muy claro que el clasismo político es lo de hoy: eres un pendejo (o muy naco o muy ignorante, ustedes elijan su adjetivo) si no votas por quien yo voto, si no crees en lo que yo creo. Qué jodidos estamos. La democracia nos viene al dedo solo si gana quien queremos que gane. Tanto cinismo. Tanta apatía.
La noche triste del 1 de julio de 2012. Un país dividido en tres. Mexicanos peleando con mexicanos. Es tristísimo. Eso es más triste que haya ganado el PRI. El buen doctor King en su infinita sabiduría decía que tenemos en nuestro interior el poder creativo de cambiar las cosas: “A power that is able to make a way out of no way and transform dark yesterdays into bright tomorrows. Let us realize the arc of the moral universe is long but it bends toward justice“.
We shall overcome, pero para eso hay que ponerse a trabajar. Eso es lo que quería decirles.