miércoles, 13 de diciembre de 2006

El viaje de Ramona



Ramona se ha levantado muy temprano. Hoy debería de ser el día más importante de su vida. Por lo menos, eso es lo que escuchaba decir de parte de su abuela. De igual manera, tanto su madre como la mayoría de sus tías mostraban una emoción más allá de lo común. El día de hoy era mucho más importante que cualquier otro.

Ramona se notaba nerviosa, había mucho que hacer y tan poco tiempo para completar las tareas. De su cabeza surgían infinidad de pensamientos, provocando desatención a sus actividades y regaños de parte de su familia.

- No quiero desayunar. No tengo hambre- Le dijo a su madre

Como respuesta sólo obtuvo sermones, sin embargo, no los tomó en cuenta. Ya no quería seguir escuchando a su familia, se sentía bastante mal como para seguir atendiendo los caprichos de una madre abnegada. Después de poco más de 20 años atendiéndola consideró que ya era suficiente.

Se dirigió hacia el baño, quería estar un par de minutos a solas. Olvidarse del gran ruido que había en la casa. Pero sobretodo el evitar ver las diversas caras de ilusión y vació de todos los presentes. Vomitó un rato. Aunque no lo necesario. No podía creer lo que iba a hacer. Hace apenas unos días se sentía como si nada, su vida resultaba irrelevante y sin sentido. Sin embargo, hoy se encontraba embriagada de temor.

No había vuelta atrás, Ramona lo sabía perfectamente.

En ese momento deseó que su mama estuviera muerta. Ella la había metido en esto. La vieja era la culpable de todo.

Reorganizó sus ideas, tal vez aún existía una pequeña posibilidad de dejar todo atrás.
-Al diablo todos. - Pensó.

Pero no se atrevió, sabía que en su cuarto le estaba esperando ese hermoso vestido que hace una semana le había otorgado su familia. La prenda representaba un enorme sacrificio de parte de todas esas personas que presumen quererla, pero que la obligan a hacer algo que ella no desea.

Dejar de pensar, debía hacer eso y ya. Su vida, sentimientos y opinión eran lo de menos. A pesar de que el discurso mediático nos hable de la liberación de la mujer y sus derechos humanos, eso sólo son fruslerías sin sentido. Para Ramona ese discurso sólo venía de personas solitarias que adoraban el aislamiento. En ella sus derechos eran simples mitos sin sustento.

Ya en esos momentos, su hermana menor le exigía a Ramona salir inmediatamente del baño, ya que en el cajón de la esquina se encontraban las toallas femeninas y justo ese día la naturaleza la llamaba a convertirse en una aspirante a procrear seres humanos. Para Ramona este hecho le significaba que pronto su hermana sería la próxima en sentir la misma humillación por la que ella pasaba en ese momento.

Sólo pasaron 2 minutos más, cuando Ramona decidió salir del baño. Cogió una naranja y se dirigió a su cuarto a vestirse. No habría más debate. Simplemente lo haría, era como concederle un último deseo a su madre.

Al otro día Ramona había abandonado su hogar.

Ángel Caído