sábado, 24 de marzo de 2007


¿En dónde estás,
cuarenta y cinco años después,
niña?

Entrabas una y otra vez por el zaguán
desvencijado.

Años después deslizabas
tu tierna piel durazno
sobre mi pálida memoria.

Hoy, tu pequeño cuerpo de doce años,
retorna al borde cristalino del rumor.

Creo que te palpo.

Filiberto Cruz