Recuerdo que me desperté tarde y me dirigí directamente a encender el televisor de la sala. Acostumbraba ver la sección de los moneros en El Mañanero con Brozo. Ya pasaban de las ocho de la mañana, así que me preparé un plato de cereal sin dar gran importancia a lo que transmitían en televisión. Fue hasta que me senté y di mi primer bocado que pude ver lo ocurrido. Era impresionante, la toma mostraba a una de las torres gemelas con humo en un bello día soleado. Recorrí rápidamente los demás canales para comprobar que la imagen era cierta. Poco después, pude ver como se estrellaba el otro avión, ¡en vivo! Debo de admitir que esperaba más de ese choque, las películas me habían mal acostumbrado por lo que el espectáculo de luces y colores no llegó.
En la T.V. todo era especulación y eso me fastidiaba, lo único que se hacía era desinformar a la mayor parte de la población. En CNN la cosa era peor, cortinillas que asustaban a la gente hablando del ataque que sufría los EU. Los verdaderos terroristas eran los medios que inyectaban miedo a los desconcertados. Todo era un desorden.
Recuerdo apagar la tele y quedarme con mi versión. No sabía quién había sido, pero descartaba desde el principio a Irak, simplemente Hussein no podía hacer eso aunque él lo deseara, puesto que significaría la invasión a su país y el fin de su mandato. De ahí todo me resultaba confuso, pero lo justificaba. Cualquier grupo o país que hubiera decidido atacar tenía elementos reales y contundentes en contra de EU.
Llegue a la UNAM a las cuatro de la tarde, por primera vez nuestra carrera (Relaciones Internacionales) tenía una justificación de existir. No había nadie que no comentara lo ocurrido, pero yo quería escuchar a los expertos.
Lamentablemente el maestro de las cuatro no llegó. A las seis, la discusión fue muy buena, pero todos sabíamos lo mismo, nada, especulaciones. Alrededor de las siete comenzó a llover muy duró, con truenos y todo. En eso, una compañera es avisada por celular que ya estaban bombardeando Afganistán, todo el salón se quedó callado, hasta el maestro (Cabra) se preocupó. Se decidió que todos deberíamos irnos a nuestras casas e informarnos por los medios.
En esa época, los paristas tenían tomados ocho salones de la facultad (hoy les quedan como tres) y en algunos tenían televisión. Todos los alumnos estaban ahí, la gente buscaba un espacio para alcanzar a ver un poco de las imágenes de Afganistán siendo atacado.
Llegué ya tarde a la casa, prendí la tele y en canal 13 entrevistaban al maestro que nos dejó plantados a las cuatro. No le dieron mucho espacio, posiblemente porque no decía cosas que pudieran levantar el raiting.
Ángel Caído
Alguien triste por la fecha escuchad:
Feliz cumpleaños Hector.