Diario veo una cantidad estúpida de personas que buscan el amor, ajá, y lo buscan en los lugares más atrabancados:
En mí, en una estación del metro, en sus padres, en el acomodo exacto de un azar de letras tecleadas, en bellas artes, en un domicilio electrónico lejano, en una mujer que nos amó, en un pastel, en un papel tapiz, en una coladera, en la palabra -amor-, en un sms, en sábanas que aún huelen a la noche anterior, en gettyone.com, en el babotas de Cortázar, en el babotas de Keats, en fotocopias o libros...
Todos buscan mal.