Cualquier cosa que surja de una situación justa por pasos justos es justa en si misma. En términos prácticos, este principio significa, por ejemplo, la imposibilidad moral de la intervención estatal para la corrección de las diferencias distributivas de la riqueza social.
Una distribución desigual de bienes y oportunidades materiales sólo puede considerarse justa si redunda en ventaja de los más desfavorecidos.