viernes, 20 de noviembre de 2009

Anécdota sexosa

Mi madre una vez me cachó echando el toqueteo con un novio en la cocina, yo juraba que ya estaba dormida cuando esuché un ‘¿EEEEElsy? ¿Qué haces?’ y yo tranquilamente, tratando de contener el jadeo y con los ovarios en la garganta, contesté ‘¡Nada ma!’ a lo que ella contestó (y que se ha vuelto gran anécdota con mis amigos) ‘¡Si hasta acá te oigo!’ ja. Ya más mayorcita, me fui con tres amigas a trabajar en verano a Cabo San Lucas y allá me hice de un noviecito. Vivíamos en un edificio al que apodamos el ‘Melrose Place’ con unos mini depas donde vivíamos dos y dos, a mí me tocó con mi amiga Metz. Y allá nos hicimos amigas de otra llamada Mariana que no compartía depa con nadie. Yo, aprovechando que la mismísima Mariana (a la cual no he vuelto a ver desde hace como ocho años), se fue no sé a dónde pero dejó su depa abierto (no tenían puerta, era sólo un cancel y era muy común que no le pusiéramos seguro), pues aproveché para aventarme unos quien-vive y justo cuando la cosa comenzaba a agarrar sabor, entró ella muy contenta a su depa, prendió la luz y nos encontró en su sofá semi vestidos (que no es lo mismo que semi desnudos) y no le quedó otra que reírse pero recuerdo que los tres nos quedamos petrificados como un minuto hasta que estallaron las carcajadas.

Elsy