viernes, 28 de junio de 2013

Lo hipócrita que puede llegar a ser uno

Una de las materias que imparto tiene que ver con el rescate de los valores ético-sociales. Fomentarlos y difundirlos entre los jóvenes. Para mí no hay mucho problema al enseñar esas cosas, creo que me rijo con rectitud y sobretodo soy congruente con mi forma de pensar y actuar (aunque la mayoría de la gente no me entienda).

Sin embargo, debo de admitir que en ocasiones las respuestas que a veces recibo de los alumnos resultan desconcertantes. Se trata de chicos de la ciudad con ya un nivel de escolaridad superior al promedio y en donde me demuestran que esa enseñanza de los valores será muy buena para obtener una calificación pero no para aplicarla a la realidad.

Saber que es malo dar un soborno, pero estar dispuestos a hacerlo con tal de facilitar las cosas, en mi caso, creo que resulta más patético que el que lo hace por ignorancia. "Así es la vida profesor y no la vamos a cambiar" es la respuesta más común que escucho de ellos, "pues yo mientras esté bien, que me importan los demás" respuestas comunes en un mundo lleno de mierda tecnológica y competitiva que fomentamos día a día.

Hace unos días veía como a una mujer, que siempre dice ser independiente y fuerte de convicciones, era jalada por su novio, era besada a la fuerza, subida a la fuerza al carro y de repente voltearte a ver y mostrarse con una naturalidad y un no pasa nada, justificándolo, diciendo "es que esta un poco tomado y no quiero que haya broncas". PATÉTICO. Patético también en mí que no intenté detener esas acciones.

Y lo peor, saber que el tipo es un profesionista que imparte a clases de ética y cívica a niños y que al mismo tiempo, jalaba y le doblaba el brazo a esa chica que dice "Amar". Al final, él se salió con la suya y se hizo lo que él quería, por supuesto, porque es muy hombre y así se deben hacer las cosas y nada de lo que hizo esta mal.

Todo esto acompañado por cifras que justo hace una semana se publicaron respecto a la violencia emocional, sexual y física que sufre la mujer en el mundo, y en donde México se ubica en los peores lugares.

Hoy aún estoy en shock, ver cómo esta alejado ese mundo del ser y del deber ser y que nadie esta 100% comprometido a hacerlo respetar, ya sea por miedo o cualquier otro pretexto absurdo. Todos dicen algo y terminan haciendo lo contrario, y entonces así qué debo enseñarle a mis alumnos.

¿Debo de rendirme y ser cómo ellos? Total así es la vida y nadie la va a cambiar.