jueves, 13 de septiembre de 2007

La caída


Vivía despreocupado y sin otra continuidad que aquella del "yo, yo, yo". Despreocupado por las mujeres, despreocupado por la virtud o el vicio, despreocupado por los perros; pero yo mismo estaba siempre sólidamente presente en mi puesto. Iba así andando por la superficie de la vida, de alguna manera, en las palabras, pero nunca en la realidad.
Camus