jueves, 11 de octubre de 2007

Un caballo de 340 dólares y una puta de 100


No vayas a creer que soy un poeta; me puedes ver
en la pista de carreras cualquier día medio borracho
apostándole a una carreta y a un pura sangre,
pero déjame decirte que ahí hay algunas mujeres
que están justo donde hay dinero, y a veces cuando
ves a esas perras, a esas putas de 100 dólares
te preguntas si la naturaleza no te estará jugando
una broma por estar entre tantas tetas y culos
y por la manera en que todo no deja de suceder,
miras y miras y miras no lo puedes creer;
también hay mujeres normales
y quienes desean que desgarres pinturas y rompas
discos de Beethoven en la parte trasera del baño;
de todas maneras, la temporada aún no terminaba
y todo el mundo participaba en la juerga
aficionados, productores, camarógrafos,
vendedores de marihuana, de pieles,
los mismos dueños, y Saint Louie corría ese día:
la carreta se rompió muy cerca de la meta;
el animal corrió con la cabeza gacha y era malo y feo
pagaban 35 a 1, y yo le aposté 10.
El conductor lo manejó a su antojo
lo sacó fuera de la valla donde avanzaría solo
sin importarle correr cuatro veces más que los demás,
y de esa manera corrió
todo el camino por la valla exterior
corriendo dos millas en una
y ganó como con furia infernal
ni siquiera se cansó,
y la rubia más grande de todas
toda culo, toda tetas, difícilmente con alguna otra cosa
me acompañó a la ventanilla de pago.

No pude acabar con ella esa noche
a pesar de que la cama sacaba chispas
que se estrellaban contra la pared.
Más tarde se sentó sobre su culo
tomando un Old Grandad
y me dijo
¿Qué hace un tipo como tú
viviendo en una pocilga como ésta?

Y le dije
soy poeta
echo atrás su hermosa cabeza y comenzó a reír.
¿tu? ¿tú… un poeta?
Así es, le dije.

Pero siguió pareciéndome muy buena.
Y todo gracias a un caballo feo
que escribió este poema.

Bukowski.