jueves, 1 de noviembre de 2007

Felicidades, lo consiguieron

A fuerza de horrorosas y amorfas calaveras gigantes de papel maché en las plazas públicas; a fuerza de pan de muerto marca Wal Mart en los altares; a fuerza de que hay tráfico y no hay micros en mi pueblo y los bancos cierran; a fuerza de "papel picado" de plástico contaminando las calles; a fuerza de cuatro millones de familias atascando el Zócalo; a fuerza de danzantes aztecas bailoteando sobre pétalos de cempasúchil y apestando todo de copal; a fuerza de la evidente chafez de la "mega ofrenda" de CU, siempre triste, siempre naca, siempre paupérrima, siempre para dar pena ajena.

Y MUY ESPECIALMENTE, a fuerza de la incesante repetición de aquella perorata "lo que pasa es de que nuestras tradiciones se están perdiendo...", CADA PINCHE año en TODAS las clases; a fuerza de despreciar el festejo de Halloween con base en ideas PENDEJÍSIMAS, cuando las dos pinches celebraciones NI SIQUIERA SON EN LA MISMA FECHA; a fuerza de argüir la superioridad de una "tradición" con anodinos razonamientos chauvinistas que contradictoriamente desconocen las más elementales bases de hibridación cultural (sin las que no existiría la mentada costumbre que tanto defienden); a fuerza de ver a veinte chairos pendejos cada año vistiendo la horrorosa playera que tiene estampado un grabado de Posada con la leyenda añadida "No se la jalogüin, es día de muertos", y y y...

Lo lograron. A fuerza de todo eso, hoy afirmo:

ME CAGA EL DÍA DE MUERTOS

Y lo peor es que ni siquiera es cierto. Por sí mismo me gusta. O me gustaba. Ya no sé. Pero ahora pienso en él y sólo veo a mis compañeritos fascinados con la idea de ir a Mixquic a engentarse y comprar un buñuelo "tradicional" de 80 pesos mientras se atascan las narices de incienso; me acuerdo de todos los trabajitos escolares de tres varos con fallidísimas (y contraproducentes) intenciones (guangas) de reinvindicar la pobre fecha; me acuerdo de los conductores de tele diciendo lo mismo lo mismo lo mismo sobre "nuestras tradiciones" con una máscara de Scream atrás de ellos.

Y ya.

Pero al ratito voy a la fabulosa comida que Pau organiza cada año. Ella y su familia sí saben festejar el Día de Muertos, arman una ofrenda espectacular (no mamadas de escuela) que ya quisieran ver los mensos que defienden la fecha con un pan de Wal Mart en una mano y una veladora marca Great Value en la otra.

Y entonces este post ya no tendrá sentido. O sí, pero menos. Disfrútenlo en su apogeo.

Plaqueta y ya.

Y escuchen una buena rola para estas fechas.