lunes, 5 de noviembre de 2007

Odio tanto que...

Cuando odio a alguien no es un sentimiento injustificado. No odio a la gente por tener la nariz horrible, ser gay, fan de Belinda o tener el cabello como púas.

No, me encabrona la gente estúpida que pretende imponer su estupidez.

Normalmente los ignoro. A veces hago evidente mi desprecio. En cualquier caso pienso que es fácil que alguien se percate de que me caga su presencia.

Lo que más detesto es terminar odiando a alguien que apreciaba. A veces pasa.

Pero no me empeño en sabotearles o chingarlos. Eso es pérdida de tiempo y recursos. Nada más evito al máximo tener que verles la jeta.