Una oficina es ya completamente ajena a mis deseos. No me interesa en lo más mínimo. Cualquiera ora actividad lucrativa tampoco me atrae, pertenece a un mundo alejado y desconocido del mío. Es entonces mi afición intelectual la que domina, y sólo deseo escribir. Antes sabía yo escribir y trabajar ahora no. Entonces no queda otra cosa más que vivir mal de lo que pueda escribir y enseñar.