lunes, 7 de septiembre de 2009

La etapa ‘me di cuenta de mi error’

Después de varios mails no respondidos y llamadas al celular rechazadas, la muy bruta pide que se vean. Primero, reconoce que la etapa anterior era una estupidez, que no se lo está pasando bien y después saca a la luz recuerdos de ‘cuando éramos felices’. De hecho, ella pide que coman en ese restaurante al que iban habitualmente, le roza la mano varias veces y sonríe como drogada. Menciona una y otra vez los planes que tenían juntos y los lugares que visitarían. Al final, suelta la frase clásica ‘¿a poco tú no me extrañas?’, que puede estar acompañada de una promesa de sexo sin compromisos (ay, bueno, de todas maneras ya nos conocemos) o de la propuesta de que se vean más seguido, todo ello con la poco secreta intención de reconstruir una relación que ya no funcionaba, y que no funcionará nunca más. El tipo se la tira una o dos veces y un par de semanas después le anuncia que ya no pueden verse, porque está saliendo con alguien, a lo que la mujer estúpida reacciona dolida y ofendida, lo crean o no. Luego le recalca lo hijo de puta que es por ‘haberla engañado’ para cogérsela otra vez, que él no vale la pena y demás tarugadas que seguramente aprendió en una canción de Lupita D’Alessio. Y se pierde en el vacío de las ex-novias que quisieras jamás recordar… claro, hasta que necesita un favor o el dude se entera de que sale constantemente con una de sus hermanas o su propia madre, porque ‘mi amistad con ellas no tiene nada que ver contigo’.

La ex de mi amigo (le prometí no poner su nombre, aunque nadie acá lo conoce) está en esta etapa. No sabe que hacer. Sí, hay personas que gustan de mantener el contacto con esos manojitos de locura. En fin.