martes, 4 de diciembre de 2007

Cetus


Quizás en el momento
en qie el amor no cubra,
el sol ya silenciado se desdoble
sobre las aguas emplumadas que te brotan
por dentro.
Quizás de un solo golpe de tus lobos marinos
me recojas la frente y la bandera,
o muerdas mi diente unicordiado
con el viento de los chorros de espuma.
Quizás al descubrirte botar entre las sabanas
sin previo catalejo ni ojos avizores,
mi lengua de piel roja, por tatuada amorosa,
se entumezca para después remar
de orilla a orilla.
Tal vez mi arpon se desvíe de tus lomos
o penetre sin fuerza o se resbale,
quizás tu coletazo no me alcance.
Yo he jurado atraparte bajo la luz del faro,
fumar la pipa de la paz con tus huesos
y sin lugar a brumas, liquidarte.

Francisco Hernández