lunes, 17 de diciembre de 2007

Empleos


A medio día pasé frente a una de las muchas universidades patito que han tenido a bien instalarse en esta noble y leal ciudad. El problema es que los habitantes no somos ni leales ni nobles y el tráfico era espantoso: autos en doble fila, escuincles corriendo como si fueran tragaligas de un lado a otro y una grúa haciéndonos a todos, el favor de llevarse a los automóviles mal estacionados.

Y es que la profesión de tránsito está muy demeritada en estos días. Ayer fui al banco y como buena ciudadana me estacioné en batería y bajé a hacer mis agencias. Pero un perfecto imbécil tuvo la genial idea de estacionarse atrás de mi pobre Julia. Y era una camioneta. Y se bajó, y tuve que entrar a todos y cada uno de los negocios que circundan el banco para ver donde se había metido el intefecto. Claro que salió con su cara de pendejo consumado y según él muy molesto por ser interrumpido en el acto importantísimo de estorbarle al universo. Así que desee que hubiera cerquita un tránsito, que lo multaran, que se llevaran su camioneta y que mínimo le bajaran 20 pesos. El problema con la profesión de tránsito es que ni los que la profesan la valoran, de modo que tenemos a unos oficiales que dejan mucho que desear, siendo que su profesión es necesaria y su presencia, muchas veces deseable. Oh sí, yo repartiría muchas multas y cancelaría millones (sí, millones) de licencias de conducir.

Otra profesión subvaluada me parece la de los que recogen la basura. Nadie repara en ellos, son una especie de seres invisibles que viajan adentro de un camión, junto a los desechos de señoras gordas y amos de casa. Al menos aquí en el pueblo, las medidas sanitarias están del nabo: los señores (en mi calle pasa uno al que le estimo unos 50 años) no tienen tapabocas, ni guantes. No envidio su vida. Y sin embargo, son más necesarios que ... el papa, por ejemplo.

Otra profesión muy subvaluada es la de legislador. Si haces leyes y representas la voluntad del pueblo, mínimamente deberías tener la admiración de aquellos que votaron por ti. Pero no. Lo peor, es que aquí no hay nada que hacer, porque todos y cada uno de nuestros legisladores (estatales y federales) hacen lo posible por ser una auténtica vergüenza para nuestro país, sus safarranchos, escándalos y peleas, son de peor calidad que los de un burdel.

Igualmente necesitamos microbuseros responsables, taxistas conscientes, barrenderos, jardineros, y todo un ejército para que el pueblo (chico o grande) funcione. No todas las profesiones son ejercidas por gente responsable, pero lo que sí no entiendo es el papel en la sociedad de los sobrevaluados.

Los sobrevaluados clásicos son los del "jet set". Maridas, hijos o parientes de algún rico empresario que no hacen nada ni tienen otra gracia que la de haber nacido en medio de la opulencia. Los fotógrafos los siguen, las revistas sensacionalistas publican fotos y pies de nota tan increíbles como "la bella ____ tomando el sol en Bahamas". Y ¿eso qué? Por mí, le puede dar cáncer de piel, no me importa. No sirven para nada, no hacen nada.

Obviamente también ahí entra la "realeza". Y sí, tengo amigas que cuando Felipe y Letizia visitaron Monterrey se tomaron fotos con ellos. Pero, ¿qué gracia tienen? No tienen un trabajo o profesión definido, sólo andan por ahí, casándose entre primos o con plebeyas. Sin más. Es lo único que hacen: y morir en accidentes automovilísticos.

El papa. ¿Qué hace el papa? Se pronuncia en contra del condón, de la perversión y de otras cosas. Pero nunca he entendido realmente cual es su función como dirigente de la religión. Sí, soy católica y creo que debemos tener una especie de líder religioso, pero no veo la necesidad de tenerlo viviendo en un palacio lleno de oro, o que las personas lloren porque se muere y se desgarren las vestiduras porque el nuevo (bueno, ni tan nuevo) papa fue nazi. ¿Para qué sirve un papa? Según un sitio de internet, sirve para mantener a los católicos unidos mediante el magisterio que le viene por inspiración divina. ¿Y si lo inspira el diablo? Y para hacer esto, ¿tiene que vivir en el Vaticano? En fin.

Las cantantes adolescentes de música pop. Aparte de estar buenas y calibrarle la hormona a un buen número de la población mediante la promoción de la chaqueta, no sirven para nada más. Eventualmente engordan, se vuelven locas o reencarnan en lo que sea que Britney Spears se convirtió últimamente.

Los "viene viene". ¿Para qué sirven? ¿Por qué tengo que darles dinero? Sólo me estorban para estacionarme y para salir del estacionamiento porque me da un miedo terrible llevarme a uno de corbata. No cuidan el carro, no están al pendiente y son, a todas luces innecesarios. ¿Cómo es que están en casi todos los estacionamientos públicos? ¿Quién los manda?

En fin, post muy largo. Disculpas nuevamente al honorable público.

Dre.