martes, 22 de diciembre de 2009

Lección

Un lord que tenía un perro grande atado y un día, atravesando el jardín, le vino el capricho de acariciarlo, pero el perro le mordió el brazo de arriba abajo. ¡Bien hecho! Con eso quería decir: “Tu no eres mi dueño, sino mi diablo que quiere transformar mi breve existencia en un infierno”. Que lo comprendan así todos los que ponen cadenas a los perros.