El pasado domingo terminó la primera temporada de Alice, serie de HBO con producción latina. Este año HBO le apostó a latinoamérica realizando dos series originales: Capadocia y Alice. La primera con una trabajo mayoritariamente de México, mientras que Alice fue producido en Brasil.
Por mucho Alice fue una mejor serie, a pesar de que Capadocia se supone tendría una mejor historia y reparto. Sin embargo, las actuaciones dejaron mucho que desear al utilizar actorcitos telenoveros de Televisa y TV Azteca. En cambio Alice contó con un reparto más compacto y una historia más simple, dando por resultado un trabajo impecable.
Nos encontramos con la historia en donde la chica de provincia va a la ciudad y se queda sorprendida ante una gran metrópoli, y es aquí donde todo empieza a brillar. Alice decide no volver a su pueblo y quedarse a la ciudad que la ha embriagado, todo es nuevo para ella y todo lo absorbe, está en una constante placer, ella ve una ciudad que la gente del lugar nunca ha visto (que incluso me hace pensar en la manera en como veo la ciudad). Hasta los elementos negativos de la ciudad (delincuencia, tráfico, etc) contienen un simbolismo distinto. Alice quiere comerse la ciudad, tragarla entera y en ocasiones corre el peligro de que la ciudad la absorba por completo, sin dejarla respirar.
La serie se vuelve valiosa al mostrar a una mujer que quiere sobresalir, que quiere triunfar, que no se rinde ante los obstáculos y las palabras de las personas. Es la batalla ante un mar de gente, es mostrar los sueños de una sola persona que se mueve entre millones de individuos. La ciudad deja de tener sentido ante un sujeto que no se mueve en masa como los demás, que se detiene, observa y si es necesario grita, pero nunca dará un paso hacia atrás.
Me encantó y si no la han visto deberán buscarla, es una obligación.