miércoles, 24 de diciembre de 2008

Un día como hoy

En diciembre de 2000 me quedé sin empleo. Fox había llegado a la presidencia y los despidos masivos en el PRI se dieron instantáneamente, muy pocos lograron quedarse en el gobierno. Ya para el día quince entré a trabajar en el IFE. A diferencia de las personas que ingresaron conmigo, yo no tenía necesidad del empleo, no mantenía a nadie, no tenía deudas.

Junto conmigo entró a trabajar un chico llamado (no recuerdo su nombre y lo lamento), el cual era el único sostén de su familia, comprendida por esposa y dos hijos. Vivía en una zona muy alejada en Ecatepec y con ese empleo tenía la intención de lograr sobrellevar las fiestas navideñas y poder comprar los juguetes para el día de reyes.

Las oficinas se encontraban sobre periférico, a 25 minutos caminando del metro Barranca del Muerto. Salíamos a las 10 de la noche y todos tomábamos un microbus para estar en cinco minutos en el metro. Todos menos él, llegaba y se iba caminando al metro independientemente de las condiciones meteorológicas que hubiera. Mi amigo siempre trataba de ahorrar cualquier peso, había días que no comía o se compraba unos cacahuates y así aguantar hasta llegar a su hogar.

Para mí conocerlo fue una gran enseñanza. Él era el mejor ejemplo del mexicano dispuesto a hacer lo que sea por llevar la comida a su familia, por darle una sonrisa a sus hijos, ver todos sus sacrificios. Me gustaba escuchar sus historias y saber en su mirada que nunca se rendiría por más obstáculos que se le pusieran enfrente.

Yo dejé de trabajar para el 15 de enero, tenía que regresar a clases en la ENAH. Nunca volví a saber de él. Al final me gustó no recordar su nombre ya que de esa manera puedo honrar a todas esas personas, a todos esos anónimos, a todos aquellos que no se sus nombres pero que todos los días salen a chingarse el lomo, a partirse la madre por su familia. A esos que se prometieron hacer lo que sea para que sus hijos tengan una infancia normal.

A todas esas personas hoy les hago una reverencia, hoy brindo por ustedes y les deseo que tengan un feliz 24 de diciembre independientemente de la situación en que se encuentren. Yo se que son grandes, pero hoy lo son más.

Por ustedes.

Salud.

Ángel Caído.