En agosto Alba me invitó a participar en un proyecto en la fundación donde ella trabaja. Ágora es una fundación que se encarga de buscarle empleo a ciegos y débiles visuales. Por lógica algunas personas no están plenamente preparadas para algunos puestos. Por lo que yo entré ahí para dar algunas clases sobre aspectos que a ellos les pueden servir en el ámbito laboral.
He considerado que éste ha sido el peor año de mi vida. Pero llegar a Ágora ha sido una nueva ventana para mí. Conocí una parte de los humanos que no sabía, aunque parezca raro, me he sensibilizado enormemente y ahora entiendo a un sector de la población que siempre había ignorado.
Historias de vida en verdad sorprendentes que hacen palidecer a cualquier telenovela de Televisa. Estoy muy feliz de haberlos conocido, de ayudar un poco y de enseñarme que frente a ellos no puedo quejarme de nada de mi pueril y banal vida.
Salud por ellos.
