lunes, 17 de octubre de 2011

Pleito de casados


Después de jubilarme, fui hasta el Seguro Social para poder recibir la carta de jubilación.
La mujer que me atendió solicitó mi credencial de identificación para verificar mi edad.
Busqué por todos lo bolsillos y me di cuenta que lo había dejado olvidado en casa.
La funcionaria dijo que lo lamentaba pero que tendría que ir a buscarlo a casa y volver más tarde. En esto, me dijo: “Desabotónese la camisa”
Entonces desabotoné la camisa, dejando expuestos mis vellos crespos y plateados.
Ella me dijo: “Este vello plateado en su pecho es prueba suficiente para mi”.
Y procesó mi jubilación.

Cuando llegué a casa, conté a mi mujer entusiasmado lo que me ocurrió.
Ella me dijo: “¡Vaya! ¿y por qué no te bajaste los pantalones?
Podrías haber conseguido una invalidez permanente también… “

-Y, entonces, la riña comenzó…