jueves, 6 de octubre de 2011

Jugando


Nunca quise jugar a ser el principe, quizá porque nunca creí en el cuento del príncipe azul y, ante ellas, tuve que defender mi postura. Postura difícil de explicar cuando estás rodeado de un grupo de niñas que leen a escondidas novelas rosas de galanes hermosos.