martes, 26 de febrero de 2008

Despistes


Las cosas que uno olvida suelen ser
las que valdría la pena recordar
digamos los ojos de mirar la lluvia
o la casa sin nadie al regresar de un viaje
o el poema perdido en no sé qué obras completas

o en la esquina de exilio en que ella estuvo
o el abrazo amigo que ya no estará

por más que se anoten en retinas o pañuelos
uno queda vacío de ciertos estupores
de insomnios visitados por la muerte benigna
de piernas de mujer que iluminan la calle
o la virtual resaca del arrepentimiento
o el aliento del perro que nos sigue

así y todo hay etapas que no se borran
aunque soplen agüeros y tempestades
y derrotas sacrílegas nos apabullen
y el pulso sque cuenta de las urgencias
y sobrevivan huesos y pulpas de la patria
y por qué no la madre y su teta alimenticia
no se borra el cansancio del olvido
ni la frontera en que el rencor acecha
ni el menosprecio que nos rozó la nuca

esos y otros escombros se refugian
en el currículo del alma vieja.

Mario Benedetti