lunes, 18 de febrero de 2008

No entiendo

Siempre me ha llenado de una ternura incorregible que el chofer del taxi te diga -hasta luego- porque en el fondo ambas partes saben que tal encuentro es improbable, que no habrá una segunda ocasión para toparse. Pero existe esta magia inútil de que el encuentro entre chofer y pasajero será como la repentina coincidencia entre dos buenos amigos. -Hola, el otro día lo llevé a la Alameda, ¿se acuerda?

Gabriel Rodríguez