martes, 5 de febrero de 2008

DOS CIELOS


Clausuro el portalón del año viejo
pero queda una tímida rendija
por donde miran, tiernos y del sur,
los ojos blancos de mis muertos
con sus revelaciones que no cesan
y que presumo no van a cesar.
Crisis, cartas, latidos, inocencias
intentan deslizarse al año virgen
pero hay otras y otros
que prefieren quedarse
insomnes en su sabana
bajo un cielo ya antiguo.
Sé que el sol es el mismo
que la lluvia y los hongos
son los mismos
pero el futuro es otro
más compulsivo y arduo
con épocas que están
aún por inventarse.
No obstante en la rendija
inútil del pasado
hay árboles maltrechos
infancias distraídas
mares verdes y náufragos
pájaros que desmienten el olvido
y otro cielo sin nubes
a punto de entreabrirse.
Quisiera estar a solas
en ese parque añoso de tristezas
que conozco cantero por cantero
pero cada lugar tiene su tiempo
cada tiempo su marca
cada desolación su maravilla.
Tengo el futuro a mis espaldas
alevoso y falaz, incalculable,
lo oscuro venidero me persigue
con su propuesta de cenizas
y su cielo velado, el de costumbre.
MARIO BENEDETTI