viernes, 29 de febrero de 2008

Yo me sumo al odio tanto....

Odio tanto:
 
La maldita burocracia que persiste desde el tiempo de la colonia en este país, la cual nos mantiene en el abismo de la desesperanza, y que permea todos los ámbitos (desde los putos gatos que sólo se dedican a rascarse los huevos u ovarios y tragar todo el día, a tal grado que sus oficinas huelen a ceviche, chicharrón, guacamole, etc., etc., hasta los putos Directores que se pasean en sus autos y camionetas de lujo y sus secretarias les rascan los huevos, tragando caviar o mamada y media). Esta reflexión viene a colación por lo que me aconteció en el trabajo el día de hoy:
 
Llegó un compa mixteco de San Pedro Jicayán del Estado de Oaxaca quien nos solicitó apoyo para regresar con su esposa e hija (quien recibió tratamiento médico por más de un mes) y resulta que, un trámite que no debió de tardar más de 15 minutos para ser aprobado, se prolongó a grado tal que pasaron 2 horas con 16 minutos para que unos putos contadores (despúés de haber llenado un putero de trámites, casi incluso el acta de defunción) aprobaran el apoyo.
 
Esto, lamentablemente se repite en todas las instituciones, cuando los ciudadanos quieren presentar un proyecto, solicitar un crédito, o algo por el estilo, a menos que se apelliden Mouriño, Calderón, Quesada, Fox, Zedillo, etc., etc., razón por el cual les podrían hasta autorizar un jugoso contrato con PEMEX o alguna otra empresilla paraestatal (de las pocas que aún se han librado de la privatización). Pero en fin, odio tanto la maldita burocracia y aveces odio tanto estar inmerso en ella.
 
Salud.

Para todas un beso; para todos un huevos. Con carño: MAXIMUS AUGUSTUS MAGNANIMUS