KASABIAN

En realidad no me importa de dónde vienen ni a dónde puedan llegar; si fueron enviados desde algún lugar para redimir el rock y sus sucedáneos; si son un invento de las transnacionales o de la estación musical de moda. No veo la televisión ni escucho el radio (porque no los tengo y tampoco me importan). Llegaron a mis oídos hace tal vez cinco años; me gustó la combinación de música bailable y guitarras ( tal vez sea a mi primigenia debilidad por las cumbias y eso me vuelva poco confiable a sus castos ojos), la voz de un tipo que cantaba en entre cientos de filtros vocales y también, sobre todo, sus líneas de bajo, casi siempre distorsionadas y gordas, con actitud y sobresaliendo, sin atasques ni adornos baratos, e inclusive con algunos solos recordando a los stone roses y quien tiene las pelotas en esto de tener onda. Después vino otro buen disco, del que no recuerdo el nombre (eso que nos lo digan los sabelotodos) con referencias a drogas duras, sexo y baile. Y ahora esto que no ha salido de mis cabeza ni en sueños y que se llama The West Rider Pauper Lunatic Asylum; lo tomé de la red tan sólo porque los otros dos me gustaron y para no quedarme con las dudas. Y no me decepcionó. La única garantía que ofrezco sobre la calidad del disco es la constatación propia de esa extraña cualidad de las cosas que no se olvidan no porque uno lo desee, sino por esa aleatoria conexión con pedazos nuestros de los que ignorábamos su existencia. Ni dudar que esto a nadie le va a cambiar la vida si lo escucha; de hecho puede que lo olvide el próximo mes o de tanto escucharlo me harte mañana, pero estoy seguro que cuando lo toqué en unos años me va a seguir gustando... privilegio de lo imperecedero. Aquí una muestra... y si les gusta bájenlo, no le den más dinero a las corporaciones. Aquí una muestra: Fire... música disco nadando en anfetaminas para incendiar la normalidad

En el próximo episodio algunas glosas a Exodus 

Comentarios a juanpodrido@hotmail.com

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